MONETIUM

Hay cosas que nos hacen sentir pobres. No importa que tan tontas, ridículas, o sin sentido parezcan, nos hacen sentir como si estuviéramos en la más horrible miseria. Algunos ejemplos:

• He escuchado a señoras que afirman que los ganchos de metal las hacen sentirse muy pobre. Y curiosamente me pasó eso. Yo no aguanto los ganchos de metal.

• Yo puedo reciclar y reusar, pero una vez que la ropa se rompe, debe ser tirada (o usada como trapos). Llevar ropa con hoyos me hace sentir como que acabo de salir de Oliver Twist.

• Mis padres no soportan ver rayones en el carro, un espejo medio roto, o algo medio descompuesto. Lo tienen que arreglar de inmediato sino se quiere sentir como que las cosas se están arruinando todas.

• El tener los focos sin lampara a mi me deprime horrores. Lo mismo con las cortinas. Eso de poner una sábana me entristece muchísimo.

• Otro conocido me dice que la pobreza le llega al corazón cuando las cosas están muy sucias. La ropa, la casa, la cocina, o la persona en sí.

• Una amiga me cuenta que estando en la escuela en el extranjero, le ponía de nervios cuando la alacena se vaciaba. La hacia sentir que la pobreza la “rondaba”.

Por el contrario, hay cosas que nos hacen sentir el mayor de los lujos. Que tenemos más de lo que realmente tenemos y que todo el trabajo hacen que valga la pena. ¿Ejemplos?

• El edredón de plumas y unas buenas sábanas de algodón suaves y tersas me hacen sentir del millón de dólares.

• ¿Señoras y señoritas? ciertos perfumes les refieren el olor del glamur y el lujo...

• Una MUY buena silla de trabajo hace sentir a mucha gente que está el la cúspide del lujo laboral.

• El vapor en el gimnasio me hace creer que estoy en el spa más caro del continente. Uff me encanta..

Tengo una amiga que me dijo que andar todos los días en un carro automático la hacía sentir millonaria sin importar si era un compacto austero. Dice que manejó tantos años un Vocho que el automático es el máximo lujo en cualquiera de sus presentaciones.